Que levante la mano quien
alguna vez en su vida haya tenido esa conversación que empieza con
un: y tú ¿qué harías si te tocase la lotería?
Yo siempre digo que me
bastaría con tener un pequeño apartamento en el centro, viajar
cuando me apeteciese y darme pequeños caprichos sin tener
remordimientos; como comprarme ese disco, ir a cenar a ese
restaurante o gastarme de más en ese vestido.
Debo de ser muy
conformista... nunca he aspirado a tener grandes mansiones o coches
deportivos. O eso o es que prefiero no hacerme grandes ilusiones...
No espero que me toque la lotería (partiendo de que no juego, las
probabilidades disminuyen notablemente) y posiblemente nunca llegue a
tener una gran mansión; pero si ahorro un poquillo y no me falta el
trabajo quizás pueda vivir en un apartamento en el centro.
Aún así, tampoco me
hago ilusiones con largarme a mi propia guarida a corto plazo. Seamos
realistas: no tengo trabajo y dudo que pueda pagar un alquiler con mi
gracia y saber estar.
Si algún día lo logro
será fantástico, pero si no es así tampoco me decepcionaré. No
espero nada, que llegue lo que tenga que llegar.
Por un momento es bonito
hacerse ilusiones y fantesear con cómo sería ese mundo ideal,
rodeados con gente ideal y haciendo cosas ideales; pero resulta
complicado no decepcionarse cuando bajas a la realidad y te das
cuenta de que no todo es tan maravilloso, la gente te defrauda y no
puedes hacer todo lo que te habías imaginado.
A veces se nos escapa lo
más obvio, nos cuesta aceptar algunas verdades. Recordando a Bucay: lo que es, es.
La realidad no es como a
mí me convendría que sea. No es como debería ser. No es como me
dijeron que iba a ser. No es como fue. No es como será mañana. Las
cosas son como son.
Yo soy quien soy. No soy
la que quisiera ser. No soy la que debería ser. No soy la que mis
padres quieren que sea. Ni siquiera soy la que fui. Yo soy quien soy.
Tú eres quien eres. No
eres quien yo necesito que seas. No eres el que fuiste. No eres como
a mí me conviene. No eres como yo quiero. Tú eres como eres.
Partiendo de esto habrá
que tirar para adelante: las cosas son como son y lo que uno espera
es cosa suya y alimento de sus decepciones.